– Mamá, a partir de ahora te quiero contar todas mis cosas, pero no quiero que me juzgues, me decía hace unos días Sofi mientras caminábamos hacia la biblioteca municipal para buscar unos libros que le habían pedido en el instituto.
– Cariño yo no te juzgo, tan solo opino a veces sobre las cosas que me cuentas, pensé. Esta vez no iba a decir nada y me dispuse a ser todo oídos de las aventuras de mi niña de 14 años. Intenté escucharle como si en vez de su madre, fuese su amiga, a ver que me contaba… De vez en cuando, una palabra se me quedaba atrapada en le garganta, alguna incluso llegó hasta la boca, e intenté convencerlas para que regresaran al lugar de donde habían venido… porque en cuanto ella me veía abrir la boca, me volvía a repetir: Mamá no me juzgues!
Dolça
Posdata: Aprovecho esta entrada para contaros que hace falta invertir en libros en la Biblioteca Municipal. Los que buscábamos no estaban, y darse una vuelta por las estanterías intentando encontrar alguna publicación interesante para leer una adolescente, costaba bastante trabajo. Me contaron las bibliotecarias que desde hace más de tres años no se compran novedades y que muchos lectores asiduos a la biblioteca han dejado de serlo.
A Sofi le gusta leer…