El sábado estuvimos contando y pintando en la Partida de la Algoda. Mientras esperábamos que llegasen todos los niños, dibujé algo a los niños que habían llegado puntuales. Se me ocurrió dibujarles mientras que correteaban por allí, intentando cazar al vuelo una cosita que les caracterizara a cada uno de ellos. Cuando terminé, les llamamos para que se colorearan a si mismos. Un niño llamado Adrián, decía que no se parecía a su dibujo y le dijimos que sí, que cuando se pintara la camiseta negra, sería igualito a él.
Cuando llegaron todos los demás, comenzamos con el ya tradicional «Cuento Contado Cuento Pintado». Mientras dibujaba, daba gusto oírles reír. El sábado había especialmente una mamá que se reía mucho y es que Marisela sabe sacarnos el niñito o niñita que llevamos dentro (bueno yo la mía la tengo p´fuera todo el rato ^_*).
Sucedió una cosa que nunca antes había pasado: Los niños se han llevaron recortados trocitos del cuento que habíamos contado, escuchado, dibujado y pintado… y Adrián me confesó, antes de marcharse, que no se parecía a su dibujo, porque en realidad su dibujo era más guapo que él. ¿Será posible?
Posdata: A Marisela Romero le pintaron blanquita o más bien amarilla y a mí morenita ( Precisamente hoy que una se ha sacado las mangas de camisa y se ha dado cuenta que le hace falta ir a la playa).
Hasta el próximo cuento bonicos!
Dolça